Trabajando con el enemigo, Sofía Gatica

En una reconocida empresa internacional, presente en muchos países, fallece el creador y dueño de la empresa producto de un accidente cardiovascular. Él vivía en Santiago junto a su familia, con quienes mantenía una lujosa vida.

La mayor de sus hijas, Elena, toma su lugar en la empresa, pero al ver que era mucho trabajo para ella, contrata a dos jóvenes, Javier y Camilo, quienes ayudan en todo lo necesario a Elena.

Tanto lograron ganarse la confianza de Elena estos dos brillantes trabajadores, que comenzó a delegar muchos de los importantes quehaceres del  negocio en ellos. A simple vista, la empresa funcionaba de maravilla y seguía creciendo prósperamente.

Pero con el paso de los meses, comenzaron a evidenciarse algunos problemas en el flujo de ganancias de la empresa, lo que alertó a Elena, quien comenzó a revisar todos los movimientos de la compañía, pero no encontraba nada que pudiera explicar la situación, por lo que tendría que solicitar una auditoria.

A la mañana siguiente, el clima de la empresa era demasiado tenso y se vuelve aún peor cuando Camilo acusa a Javier, diciendo que lo había escuchado decir que él tenía todo el dinero que faltaba en la empresa. Pese a esta acusación, Elena no creyó en las palabras de Camilo, ya que Javier era verdaderamente un trabajador excepcional.

Elena decide despedir de la empresa a Camilo por lo que su presencia generaba tras la acusación hecha a su compañero de trabajo. Como esta era una empresa muy conocida todos dieron por mentiroso a Camilo por lo que se le cerraron muchas puertas laborales. Por eso lo único que ahora esperaba Camilo era cobrar venganza.

En la empresa no se supo más de Camilo pero se seguía investigando la pérdida de dinero.

Elena seguía a la cabeza de la empresa junto a su mano derecha, Javier.

Un mes después encuentran a Javier muerto en su oficina, el conserje da aviso a Elena y a la policía, quienes llegan al lugar e interrogan a todas las personas de la compañía.

Tras la recopilación de pruebas hecha por la policía, fiscalía da como principal sospechosa a Elena, quien debió pasar con arresto domiciliario mientras duraba la investigación.

Elena desconcertada, destruida y encerrada, no entiende esta situación, realmente ella no tenía nada que ver, pero todas las pruebas reunidas la indicaban como culpable.

Elena y su madre deciden contratar al mejor y más prestigioso buffet de abogados del país, quienes aconsejan a las mujeres a contratar un investigador privado que trabaje en paralelo a la policía para recopilar hasta el más mínimo detalle.

Meses de ardua investigación de los abogados de Elena y de los investigadores privados hasta que dieron con la pieza del puzle que faltaba, Camilo.

Camilo ideó un plan para matar a Javier y destruir a Elena quien no confió en sus palabras. Solo por venganza, por haberlo dejado sin trabajo y haberle cerrado las puertas en muchas empresas más.

Con todas esas pruebas los abogados lograron demostrar la inocencia de Elena. Los tribunales dieron una pena de presidio perpetuo calificado a Camilo,  por el asesinato premeditado de su ex compañero de trabajo Javier.

Pasada la tormenta, en la que vivió Elena el último tiempo, retomó sus labores en la empresa y la auditoria solicitada hace meses para encontrar los dineros faltantes esperaban en su escritorio.

Al abrir la carpeta, ver los números, los movimientos, el único responsable era su mano derecha, Javier.

Camilo, quien pasaría el resto de su vida en la cárcel nunca mintió, Javier era el que robaba los dineros de la empresa.

FIN

 

 

 


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