Por amor, Kendo Moya

“El amor”, algo tan simple pero tan difícil de explicar, que te puede llevar a tomar decisiones extraordinarias, que puede significar para muchos un acto de fe y, para el resto, sólo dolor y arrepentimiento.

Al anochecer del 15 de diciembre de 1952, en Londres, Reino Unido, todas las calles estaban silenciosas y vacías, parecía que todo el mundo sabía que en ese mismo momento estaba ocurriendo un crimen.

El detective Harry Howell toca la puerta de Sir Thomas Lexington, un actor, multimillonario, muy conocido por ser extravagante a la hora de vestirse y de trabajar. El detective un poco desconcertado y misteriosamente nervioso, entra con un par de forenses y algunos oficiales. Sin pensarlo le da un afectuoso abrazo a Thomas. Después, al preguntarle qué había pasado él contesto con la voz temblorosa y llorando exageradamente “al llegar del trabajo, me puse a buscar a mi esposa hasta que miré hacia la piscina que estaba cubierta de sangre y sin pensarlo me zambullí para ver si Margaret estaba, y buscaba y buscaba, hasta que la encontré en el fondo y la solamente la saqué y te llamé. Harry, en serio no sabes cuánto te agradezco que me ayudes con esto”, (tomándole las manos al Detective). Harry un poco preocupado por cómo estaba su amigo, lo tranquiliza y después de las pericias habituales lo lleva a su casa para que descanse. Al regresar a la escena del crimen vio que los forenses estaban analizando a la señora Margaret Lexington, la esposa de Thomas. Abrumado por lo que acababa de ver, Harry, se sienta y respira, ya más tranquilo habla con los oficiales que le dijeron que por cómo estaba el cuerpo y por las marcas en los brazos se podía  concluir que esto fue un suicidio, aunque mañana se sabrá mejor todo por los exámenes de los forenses.

Al siguiente día, el 16 de 1952, una semana después de la gran catástrofe de la neblina toxica que había saturado el cielo de Londres, aún quedaban una leve bruma. Nadie sabía con certeza si aún era letal.

El detective Harry, al despertarse recuerda lo sucedido ayer y que Thomas se estaba quedando en su casa. Triste por lo que había pasado, se decidió por hacer el desayuno favorito de Thomas, huevos de campo revueltos con tostadas y un batido, al terminarlo salió de su departamento, caminó a su auto, entrando y encendiendo éste se dirige hacia el trabajo. Al llegar se pone a leer los informes forenses que confirmaban que efectivamente fue un suicidio, la conclusión se basaba en las marcas de cortadas en los brazos, además, el informe, daba a conocer que sus pulmones estaban llenos de agua y que el cuchillo que estaba en el borde de la piscina tenía sangre del cadáver. Por último decía que además de marcas de cortes en sus brazos, en las muñecas y en los tobillos tenía moretones, lo cuál podría llegar a significar que la amarraron, lo que a su vez indicaba un posible secuestro… pero siendo que la encontraron en su misma casa la opción más obvia sería que ella misma se ató para que no se arrepintiera y llamara a una ambulancia. En estos casos, se dijo Harry, era su deber averiguar todas las opciones.

Thomas al ver que Harry entra al departamento policial se pone nervioso y le da un escalofrío, sin pensarlo va directo hacia él. Harry le da un reconfortante abrazo y le dice que todo va a estar bien, y que él siempre va a estar ahí cuando lo necesite. Thomas se ríe y se sonroja, le pregunta por qué no le dijo eso ayer, Harry, respondiéndole medio avergonzado le explica que no tenía las palabras adecuadas y al ver que Thomas se vuelve a reír, esté se relaja y lo lleva a su oficina para explicarle qué procede con el caso.

18 de diciembre, 3 días del fallecimiento de Margaret Lexington. Llegan las invitaciones a los familiares y amigos para reunirse en el funeral.

Mientras procede el entierro, Harry abraza a Thomas y lo consuela. El esposo, haciéndose el fuerte, intenta no llorar delante de los invitados lo que se le hizo imposible a la hora de hablar.

A los invitados se les hacía extraño que el detective estuviera ahí pero ese no era su asunto. Lo que si les incomodó era que llegara Gabriel Brown, un amante del pasado de Margaret, o eso se creía. Éste, ahogado en un mar de lágrimas, metafóricamente, llegó sin previo aviso, Thomas al verlo se enfurece y le dice que se valla antes de que él tenga que echarlo. Gabriel estupefacto, le responde que tiene el mismo derecho de estar aquí que él, Thomas furioso por la respuesta lo empuja, Harry al ver esto a sujeta a Thomas que estaba devastado y llama a los guardias para que se lleven a Gabriel.

Gabriel, ya muy dolido por la muerte de su querida “amiga”, se enoja y se siente aún más mal por estar obligado a salir del funeral a la fuerza. Al llegar a casa se puso a leer el periódico, que justo en la portada narraba la muerte de su amiga. Pero hubo algo que lo impactó, fue que decía que se había quitado la vida, esté lo pensó y le pareció lo más raro del mundo que ella hubiera hecho algo así… por lo que se dispuso a investigar en verdad qué había pasado, por la memoria de Margaret.

19 del mismo mes, Gabriel muy entusiasmado por su búsqueda, se le ocurre ir al departamento de policías y hacerse pasar por un reportero que estaba en busca de casos de suicidios. Una vez terminando la supuesta entrevista para el también supuesto noticiero, tenía algunos datos de la escena del crimen, aunque no eran de mucha ayuda, por lo que tuvo que buscar otra opción, una nueva  idea que consistía en ir a conversar con los vecinos y esperar que aportaran algo.

Al llegar allá fue a tocar las puertas de todos los vecinos cercanos, pero todos le cerraron en la cara por el hecho de preguntar sobre esa tarde del 15 de diciembre. Él, desconcertado por la actitud de todos los vecinos al preguntarles sobre eso, se sienta en una plaza cercana y se pone a reflexionar en una idea extraña que iba tomando forma, pudo ser la niebla asesina que hubo días antes de la muerte, no obstante si fuera por eso por qué decir que fue un suicidio. Se quedo así por un rato hasta que se da cuenta que un indigente que andaba pasando por ahí se le acerca y le dice “escuché que andas preguntando sobre lo que paso el 15 de diciembre en la casa de los Lexington y si es así te ofrezco algunos datos a cambio de plata”. Gabriel, animado por lo que acababa de escuchar busca en sus bolsillos algunas libras, al entregárselas al indigente, esté le dice que en la noche del 14 vio llegar al detective Harry y no lo vio irse hasta el medio día del día siguiente. Se fue sin nada más que decir, Gabriel, impactado por la reciente noticia se le ocurre volver al departamento policial para intentar ver el horario de los oficiales a cargo ese día para así poder confirmar lo que el indigente le dijo.

Al llegar allá se encontró con el Rey de Roma, nadie menos que el detective Harry. Este le saluda y se disculpa por la actitud de Thomas en el funeral. Gabriel, sin saber qué decir o pensar, no se le ocurre nada mejor que preguntarle sobre ese día. El detective, un poco nervioso, le responde “pero que quieres que te diga” a lo que Gabriel le responde, con un sentimiento de superioridad en la conversación, “exactamente tú, ¿qué hacías o dónde estabas ese día?”, Harry, aún más nervioso que antes, le responde con apuro “ese día me tocaba trabajo por lo que estuve todo el día en la oficina y ya me tengo que ir… con permiso”, Gabriel se puso a pensar y atar los cabos sueltos pero aún seguía sin encontrar ningún resultado del por qué o el cómo había ocurrido todo. Lo único que tenia era el quién y, algo aún más extraño era que si Harry mató a Margaret entonces dónde estaba Thomas en ese momento. Y así miles de teorías que no pudo confirmar ya que su plan de pedir los horarios de los oficiales a cargo ese día fue nulo, era de esperarse, pero lo que no se podía imaginar fue lo que vio Gabriel esa misma tarde.

Gabriel iba caminando hacia su casa ya dándose por vencido de su búsqueda en la memoria de su amiga, pasa por última vez por la casa de ella. Se queda mirándola por un rato hasta que escucha un sonido raro, se acerca aún más e intenta ver por encima de la reja del jardín. Al ver lo que vio, sus ojos se abrieron tanto como si hubiera descubierto los secretos de la vida misma, ya que simplemente vio a Harry con Thomas dándose un beso y tomando una copa de vino como si estuvieran celebrando. Gabriel, indignado por esto, entra sin previo aviso y reclama una explicación a Harry y Thomas. Harry se levanta de improviso y trata de calmar a Gabriel, en cambio Thomas, ebrio, saca una pistola del mueble y dispara. Al segundo siguiente ve a su hombre, el cuál había hecho todo por él, que lo amaba como nunca amó a nadie, tirado en el suelo sin vida alguna.

FIN


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