Una chica perdida, por Abril

Una madrugada, en una cárcel, en una ciudad sureña.

Se trata de un reo llamado Fernando, estaba en su celda, era el único despierto y además, hace un rato, se había cortado la luz. Esa tranquilidad lo tenía sumido en sus pensamientos.

Una chica: Mmm hola ¿en dónde estoy?

Bueno, Feña no sabía de dónde salió esa chica y pensó que era su imaginación o algo como cuando estás en la noche y crees que viste un fantasma. Era una chica pálida, de pelo negro y corto que le llegaba solo un poco más debajo de las orejas, ojos oscuros. Llevaba puesto un vestido negro y unas calcetas con rayas también negras y blancas.

Feña: Hola soy Feña y esta es una cárcel.

Fue lo único que se le ocurrió decir.

Una chica: mmm es que solo me acuerdo que desperté aquí y no sé cómo llegué ni nada.

Feña: A ver ¿cómo te llamas?

En ese momento la chica se acordó de una voz que decía la llamaba por “Ale”, sonaba como la voz de una niña.

Ale: Ale.

Feña: Bueno Ale, allá están unos gendarmes, tal vez te digan algo.

Ale: Ya, gracias, chao.

Feña: Chao

La chica fue a la dirección que le indicó Feña donde estaría un gendarme o dos al lado de la puerta. Mientras Feña se quedaba aun encerrado en su celda pensando lo raro que fue eso, pero ahora no importaba.

Ale llegó a la puerta, se acercó a preguntar si la podían ayudar, pero los gendarmes la ignoraban.

Después uno de ellos paso a empujarla y ni se enteró de su presencia. En ese momento Ale se desesperó y se puso a llorar, se sentía como si fuera invisible.

En ese momento, Feña se dio cuenta y miró por las rendijas de la celda. Ale lo vio y corrió donde él.

Ale: ¿Pero tú puedes verme no es cierto?

Feña: Si, ¿por qué estas llorando?, ¿qué pasó?

Ale: Es que fui donde los…

No se le entendía nada entre tantos sollozos. Feña estaba pensando en cómo con esos llantos los gendarmes no se habían acercado, o por qué los otros no se  despertaban. Se dio cuenta que había un charco debido a unas goteras, ese charco estaba dentro de la celda frente la chica;  se dio cuenta que Ale no tenía reflejo.

Feña: Ale mira el charco.

Ale: Ya.

Feña: Ves que no tienes reflejo.

Ale puso su mano sobre el charco y efectivamente no tenía reflejo.

Ale: Entonces…

En ese momento Ale no entendía que pasaba. Feña también pensaba cómo podría estar soñando si era tan real, tampoco creía que estaba tan mal mentalmente.

Feña: ¿Qué tal si me ayudas a escapar? porque como veo que no traspasas paredes no podrás salir. Y de paso te ayudo para que sepas qué pasó y cómo llegaste hasta aquí.

Ale aceptó el trato.

Feña: Como no te pueden ver, róbale las llaves a uno de esos gendarmes y las pistolas de los dos y me las traes.

Ale: Ya ¿y las cámaras?, ¿qué sucederá si te ven escapar?

Feña: Hace un rato se cortó la luz, siempre se demoran un poco en arreglarlo.

Ale fue donde los gendarmes, robó las llaves y las escondió; pensaba que como no la veían podrían verlas flotando, por lo que tomó los dos fusiles cuidadosamente y se las pasó a Feña. Abrieron la celda y la cerraron lo más silenciosamente posible para no despertar a los otros reos. Los dos gendarmes se dieron cuenta y Feña les dijo: Se quedan callados o los mato al toque.

Los gendarmes obedecieron y Feña los amarró con unas sábanas. Después  fue al área de visitas donde se escondió para que no lo descubrieran. Mientras, Ale, como no tenía problemas de esconderse solo lo seguía. Abrieron las puertas con las llaves y una vez que salieron de la cárcel Feña corrió hasta una pampa y Ale lo siguió. Desde ese lugar se podía ver a lo lejos un puente.

Feña: Misión 1 completada.

Ale: Siii vamos con la 2.

Feña: Entonces no te acuerdas de nada.

Ale: No, no me acuerdo de nada.

Feña: Parece que se va a poner a llover vamos bajo el puente, en todo caso ya se van a dar cuenta de la fuga.

Ale: Creo que sería lo mejor.

Al llegar debajo del puente encontraron basura al lado de una caja de Chocapic. Ale se fijó en un volante que era para promocionar las matriculas de una escuela. Se acordó de ella con una amiga asistiendo a un colegio que tenía ese mismo nombre.

Ale: Oye ¿te suena esto?

Le mostró el volante que decía Matriculas abiertas Liceo Luis del Lago.

Feña: Mmmm… si me suena, está al norte de la ciudad.

Ale: Tal vez lo conozco.

Feña: Si, aunque lo que podríamos hacer es ir allá y meternos a la sala de profesores para ver los libros de los cursos…

Ale: Y así ver mi nombre, dirección, número de teléfono…

Feña: Exacto

Ale: Es un poco perturbador que un profesor sepa tantas cosas sobre mi, hasta podría acosarme.

Feña: Si, bueno, estamos en la zona sur, sigamos este camino hasta llegar al centro y después vamos por los callejones, vamos donde Tomás, vamos a la izquierda y llegamos.

Esto es lo único que alcanzo a entender Ale, fueron por el camino señalado, pero cuando llegaron al centro estaban los carabineros. No vieron a Feña porque era más importante llevar preso a un vendedor ambulante. También Feña aprovecho de robarse una bufanda, se tapó la cara y se puso su capucha para que no lo vieran, en fin, llegaron al liceo.

Feña: Llegamos, Ale anda a mirar.

Se asomó por una ventana, ya estaban en clases y un conserje estaba viendo la entrada. Ale sabía que no se iba a mover.

Ale: Están vigilando, a ver ¿cuántos años crees que tengo?

Feña: 16 ,17 ¿por qué la pregunta?

Ale: Es para buscar el libro del curso, para tener alguna aproximación, alguna idea.

Feña: Bueno, te espero, estaré atento a cualquier cosa.

Entonces, como la puerta estaba un poco abierta entró como pudo y se dirigió a la sala de profesores. Aunque se acordaba extrañamente de este lugar, entró a la sala y buscó entre los libros de 3 y 4 medio A y B, se los llevó a Feña porque ella no se acordaba de como era su rostro. Le pidió que se acercara a una ventana, le fue mostrando los libros… y en el libro del 4 Medio B había una página con una foto y datos de ella. Se llamaba Alejandra y vivía en el barrio Los Rosales, calle Valparaíso 357. En el momento en que Feña estaba anotando todo en su mano sonó el timbre. Sólo alcanzó a escribir la dirección. Ale corrió a dejar los libros cuando  justo estaba entrando un profesor, para distraerlo y que no viera unos libros flotantes auto guardándose, prendió la cafetera y al profe se le ocurrió hacerse un cafecito. Una vez más calmada, intentó guardar los libros lo más cuidadosamente posible y volvió donde Feña.

Ale: Volví.

Feña: Dejaste los libros.

Ale: Si, ya los dejé.

Feña: Así que eres de Los Rosales, vivo cerca de ahí, te juro que no me acuerdo haberte visto, ni al ir a comprar el pan.

Ale: Fíjate que yo tampoco me acordaba.

Feña: Los Rosales queda cerca, solo a unas cuadras, ¿no te acordaste de algo más?

Ale: Déjame pensar.

Ale se acordó de ella y una amiga saliendo del colegio.

 

Ale: Buena po Cami.

Cami: Buena po Ale.

Cami: Mmm Que vas hacer en la tarde.

Ale: Nose espera ya me acorde había quedado con la Laura para hacer la maqueta de sociales y ¿tu?

Cami: No, iba a dar un paseo

Ale: Que bien por ti

 

(Volviendo a la realidad)

Ale: No, sólo me acuerdo de una chica que se llamaba Cami y parece que es mi amiga o no se…

Feña: Bueno después de que te quedaras pensando todo el camino llegamos. Fíjate si ves una que dice 357.

Ale: Parece que es esta verde.

Abrieron el portón y Feña después abrió la puerta de la casa como tiene un título en abrir puertas, la abrió sin ningún problema.

Ale: No te había preguntado, ¿pero como terminaste en la cárcel?

Feña: Fue por asaltos y esas cosas, más que todo a negocios, almacenes y de paso me llevaba cosas pa mi hermano.

Luego de un silencio.

Feña: Mis viejos fallecieron y cuando nos llevaron para el Sename con mi hermanito escapamos porque allá dentro hay muchos viejos enfermos. No quería que mi hermanito pasara más tiempo ahí. Así que escapamos y nos tomamos una casa, pero fui a robar un almacén y me pillaron, se llevaron a mi hermanito y me tomaron preso.

Ale: Lo siento, sabes dónde está tu hermanito

Feña: No, pero bueno hagamos la misión 2. Ya está abierta la puerta.

Entraron, estaban las cortinas abiertas, era una casa pequeña, estaba ordenada. Ingresaron a una pieza, probablemente de Ale, había una cama de una plaza, una ventana a su lado y al frente de la cama una mesita. En la pared unas fotos de ella con Cami y unos niños, había unos peluches, un gorro negro como de bruja y un celular.

Ale: Que linda pieza, parece que este es mi celu.

Feña: Voy a ver que más hay por aquí.

Ale entró en su celular, al ingresar se encontraba en un chat de wasap con una tal Cristina ella se acordaba un poco de cómo usar su celu ya que es algo que se ocupa mucho, es fácil y a veces es casi involuntario. Fue donde Feña.

Ale: Creo que pille algo.

Feña: Yo igual creo que tengo algo, pero a ver qué es lo tuyo.

Ale: Encontré esto en mi celu.

Ambos se pusieron a ver la conversación por el chat de wasap, el diálogo  comenzó hace dos días, no había más mensajes, sólo decía:

Cristina: Hola Ale ¿cómo estás?

Ale: Hola tía cristina, estoy bien ¿Cómo está usted?

Cristina: Si, estoy bien, te cuento que Oscar me mostró esto del wasap y así no me gasto los minutos. Ale, te quería pedir un favor, puedes cuidar a los niños mañana… es que la Sofí y el Diego quieren ir a pedir dulces, pero voy a estar trabajando, te pago mas.

Ale: Ya, no hay problema.

Ale: Incluso estoy haciendo mi disfraz.

Cristina: ¿De qué te vas a disfrazar?

Ale: De brujita, tengo el vestido, las calcetas y el gorro; lo estoy arreglando porque estaba medio roto.

Cristina: Que bueno, te veo mañana, chao.

Ale: Chao

(Volviendo con Feña y la Ale)

Ale: Entonces era niñera y estaba disfrazada de bruja por eso el gorro y todo lo negro, me gusta me quedó bonito.

Feña: La verdadera pregunta ¿Quién es Oscar?

Ale: No lo se.

Ale: ¿Qué habías pillado?

Feña: Había pillado una agenda pegada en el refrigerador.

 

La agenda decía muchas cosas como:

§  Miércoles: Ir donde la Sofí

§  Jueves: Nada

§  Viernes: Ir al río con la Cami etc.

 

Feña: Entonces el miércoles,  ayer, fuiste a cuidar a la Sofi.

Feña: ¿Recuerdas en dónde vivía?

Ale: No, pero parece que era cerca de aquí.

Feña: Bueno, iré donde Tomás a comprarme un pan y pregunto por esa tal Cristina.

Ale: ¿Y si te pillan?

Feña: No, Tomás me tiene buena, él me protegía, porque como le robaba a la competencia…

Ale: Ah ya, bueno, qué bonita amistad.

Ale decidió ir con el Feña, el cerró la puerta y puso un candado en el portón, así nadie se metería a robar. Fueron donde Tomás.

Tomás: Hola po Feña, tanto tiempo, ¿qué cuentas?

Feña: Hice la zimarra así que piola noma.

Tomás: Bueno pasa a la bodega, altiro voy.

Feña fue a la bodega y Ale lo siguió.

Tomás: ¿Qué se te ofrece? tengo pan y también la señora Carmen me trajo unas empanadas que están de miedo.

Feña: No gracias, solo quiero un pan, oye ¿tú conoces a una tal Cristina?

Tomás: A la señora Cristina, si, ella vive en la tercera casa a la izquierda, es de color blanco. Ella tiene tres hijos, el mayor, Oscar, es un cabro grande, Diego el de al medio y la Sofía, esos dos todavía son cabros chicos. Parece que se separó de Don Pablo la señora Cristina y ahora está a pura pega para mantener a los cabros chicos…

Ale: Uy este es más copuchento que la vieja sapa de la esquina.

Feña: No es cierto

Tomás: No es cierto ¿qué?

Feña: No es cierto que las empana están ricas.

Tomás: Si te traigo

Feña: Ya

Feña se despidió de Tomás y fueron a la casa de color blanco mientras comían sus empanadas.

Feña: Está media rara la empana

Llegaron, pero la puerta estaba cerrada. En esa Feña se acordó del celu de la Ale que lo había traído por siacaso y se le ocurrió llamar a la señora Cristina. Luego le escribió por wasap, pero nada. Después a la Ale se le ocurrió preguntarle a la Cami por wasap porque si la llamaban Feña tendría que contestar y se complicaría todo.

Feña: Tenemos pa rato aquí.

 

(En el celular)

Ale: Hola Cami ¿cómo estás?

Cami: Hola Ale, ¿qué pasó?, ¿por qué no contestabas?

Ale: Nada, solo tuve problemas con el internet ya los arreglé.

Cami: Ya es que la última vez que te vi fue ayer cuando estabay en mi casa y después te fuiste a tu casa a buscar tu billetera porque querías ir a comprar algo y no supe más.

Ale: Ya no importa, estoy bien, bueno chao.

Cami: Chao

 

En ese momento llega la señora Cristina, la reconocieron por su foto de perfil en wasap.

Feña: Hola señora Cristina podría hablar con usted.

Cristina: Si ¿por?

Feña: Es que le quería preguntar de la Cami

Cristina: A ver, voy abrir la puerta y entramos, parece que tiene frio.

Feña: Es que estoy resfriado.

Cristina: Ya, ¿tu qué eres de la Ale?, ¿por qué tan preocupado?

Feña: Es que yo soy amigo de la Ale, pero ayer no supe nada de ella, pareciera que desapareció, solo me acuerdo que fue a cuidar a la Sofi y nada más.

Cristina: Bueno, lo último que me acuerdo es que fue con el Diego y la Sofi a pedir dulces, después vino y los dejó en la casa. Llegue yo y se fue a la casa de la Cami parece, aunque más tarde la había visto pasar frente al local de Tomás.

Feña: Ya gracias señora Cristina.

Cristina: De nada.

Luego fueron donde Tomás

Feña: Oye ayer en la noche no vino una cabra con un vestido negro y calcetas negro con blanco.

Tomás: Si, ya iba a cerrar y venía porque quería comprar una Coca-Cola ¿Por qué?

Feña: No, la ando buscando… ¿sabes pa donde se fue?

Tomás: Siguió caminando iba  a la botillería del Jorge.

Feña: Ya bueno, gracias igual.

Fueron a la botillería que estaba a en otra calle, doblando a la derecha. La boti era de color rojo, decía Don Jorge, entraron y Feña preguntó con confianza porque el Jorge también era amigo del

Tomás.

Feña: Hola po don Jorge, oiga, ¿ayer no vio una cabra que paso por acá con un vestido negro y calcetas blanco con negro? la ando buscando.

Jorge: Si me acuerdo vino por una Coca-Cola y se fue a la derecha después no la vi mas.

Feña: Ya gracias chao

Jorge: Chao

Una vez afuera de la botillería fueron caminando por la misma calle hacia el frente.

Ale: Oye, ¿antes de que te llevaran preso en dónde habías robado?

Feña: No fui a robar donde la señora María, pero una vieja sapa llamo a los pacos. Ahora mismo estaba pensando que yo había pasado por aquí cuando estaba escapando, pero no se, no te vi. Tal vez viniste más tarde o algo así

Ale: ¿Cómo fue?

Feña: A ver, fui a asaltar el almacén de la señora María, pero la vieja de seguro llamo a los pacos. Alcancé a escapar con toda la plata. Salí, me robé una moto y como estaba cerca, al escapar, pase por aquí pero después de un rato perdí de vista a los pacos y me fui. En un callejón me pillaron, me llevaron detenido, se fueron a mi casa y se llevaron a mi hermano al Sename y a mi preso, esa es la triste historia.

Ale se dio cuenta que una botella de Coca-Cola de 2 litros con un papelito habían llegado al puente, justo debajo de ellos había un rio.

Feña: A ver…

Bajaron pero el rio era profundo. Aún así, Feña, vio unas rayas blancas y negras mientras Ale leía el papelito que decía: te quiero hermano. Fue entonces cuando Feña encontró el cuerpo de Ale. Estaba con las piernas golpeadas, heridas en la cara y pálida. Con esfuerzo sacó el cuerpo y se fijó que la habían envuelto en una manta, Ale se quedó sin palabras y le pasó el papelito que pillo a Feña,

Feña: Te quiero hermano… se me cayó de seguro cuando pasaba, revisemos bien el lugar.

Buscaron en la orilla del rio y vieron si había algo más en el puente y al lado de donde habían pillado el cuerpo, que era justo debajo del puente, en el pasto solo pillaron un papel que decía un número de teléfono; como no tenían nada que perder llamaron desde un teléfono público que estaba por ahí. Al celular de Ale ya no le quedaban minutos.

Feña: Hola

Matías: Hola ¿con quién hablo?

Feña: No, es que fíjese que pillé una nota con este número al lado del rio, y muy cerca había una chica muerta.

Matías: No sé de qué habla.

Feña: Ya no se haga, puedo ahora mismo hacer una denuncia, ayer lo vi y lo grabé.

En la mente de este sujeto: Puta el Lucho que es weon, y si me están cuentiando nomá, no creo, ahora todos los cabros andan con sus weas de celulares… ¿y si ya me denunció?, este weon me va sacar toa la plata para que lo calle, ¡¡¡puta el Lucho!!! le dije que anotara mi numero en su teléfono al tiro noma, na de andar escribiéndolo en papelitos, puta que es weon dhchfcghechfhfgfgyfgkg (datos borrados).

Matías: Ya, está bien, me pillaste, ¿cuanto quieres para que te quedi callao? Puta el Lucho.

Feña: ¿Quién es Lucho?

Matías: El weon que escribió mi número y se le cayó.

Matías: Nos vemos en el puente a las 8, sin falta, y solo.

Se cortó la llamada.

Feña: Bueno sabremos más a la 8.

Feña se quedó con la Ale al lado del rio, faltaba media hora. Mientras tanto Ale estaba muy triste, no dejaba de pensar en lo que ahora sabían.

A las 8 llegó un hombre al puente.

Matías: Así que tú eres  el Sherlock Homes, ¿cuánto querí?

Feña: Antes que nada cuenta ¿qué pasó?

Matías: como te vai a quedar callao te lo cuento. Ayer con el Lucho estábamos persiguiendo a un loco, somos pacos, este iba en moto, había robado ahí donde la señora María y esta cabra como que lo estaba siguiendo y no alcance a frenar… después como estábamos cagao de miedo con el Lucho la tapamos con una manta que todavía estaba en su bolsa, la compramo en los chinos. La teníamos de hace rato y fuimos súper cuidadosos, hasta usamos guantes. Así que me jodiste con la grabación y bueno, la tiramos al rio.

Ale: Ya me acorde de todo ayer fui donde la casa de la señora Cristina, después fuimos a pedir dulces con la Sofi y el Diego, volvimos, me quedé hasta que la señora llegara y me fui…

Feña: A la casa de la Cami, después volviste a tu casa por tu billetera, dejaste tu gorro y se te quedo el celu, fuiste donde Tomás y como estaba cerrando…

Ale: Fui donde Don Jorge, compré una bebida y al ir al puente para tomar aire…

Feña: Y cuando estaba escapando de los pacos en mi moto…

Ale: Se te cayó un papelito que decía: te quiero hermano. Te lo quería devolver, pero me atropellaron, me envolvieron en una manta y me tiraron al rio justo debajo del puente.

Ale: Si lo denuncias no tienes tantas pruebas, solo este número. Toma la plata ahí podrás ayudar a tu hermanito, en todo caso a este se le va devolver todo lo que hizo, gracias por encontrarme.

Feña: Gracias a ti.

Matías: Oye ¿queri la plata o no?

Feña: Yapo, pásala.

Después del trato, el cabo Matías se fue y Feña llamo a los Carabineros, dijo que se había escapado de la cárcel, que estaba pasando por ahí y que se encontró un cuerpo, que era de su amiga, no contó nada sobre el trato que tuvo con el cabo Matías. Le avisaron a la Cami de la muerte de la Ale porque la Ale no tenía muchos cercanos. Su madre falleció y no ha sabido nada de su padre desde la muerte de su madre hace dos años. En el funeral solo estaba la Cami, Laura y el Feña, él había pagado todas las multas con la plata que le dio Matías. Ahora era libre pero aun faltaba algo.

Ale: Creo que ahora si me voy.

Feña: Gracias Ale, adiós.

A los celulares de Cami y Laura les llegó un mensaje de adiós por parte de Ale.

Ale: Creo que ahora si me voy.

Con el tiempo Lucho declaró por miedo y culpa, contó todo lo que habían hecho con Matías. Por suerte Matías no dijo nada sobre el trato que había tenido con el Feña antes de quitarse la vida.  A penas supo que el Lucho fue a declarar termino con su vida. Feña empezó a trabajar con Tomás, se compró un departamento, le devolvieron a su hermano y visitaban el cementerio para visitar a la Ale que ahora ya descansa en paz.


Comentarios

  1. Quiero decir que me encanto esta historia, me dejo con la intriga apenas empezando y me encanto el final,
    Bucha amiga te quedo super, si pudiera le daría infinitas estellas sigue siendo creativa.-

    ResponderEliminar
  2. Gxs por tu historia, me imagine cada uno de los detalles. A seguir, nunca dejes que se apagues tu creatividad.😊

    ResponderEliminar

Publicar un comentario